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miércoles, 5 de octubre de 2011

Necesidad de energías renovables no contaminantes y concientización sobre prácticas responsables de consumo

Luego de la inauguración de Atucha II, la tercera planta de energía nuclear de Argentina, curiosamente pocos medios de comunicación se han referido al tema desde el punto de vista de la salud y el ambiente. 

La gran mayoría de los cables informáticos anunciaban la medida como una gran noticia para el país que aumentaría su capacidad energética, proporcionaría cientos de puestos de trabajo y todo ello con un alto nivel de uso de insumos nacionales y diagramado todo por científicos y profesionales argentinos. En tanto los medios opositores al Gobierno Nacional, ni si quiera utilizaron como “táctica” el hecho de criticar el proyecto nuclear desde la sustentabilidad, sino que simplemente se refirieron al tema ignorando la novedad o dando pequeños espacios entre sus diarios.

Desde Ciudad Jardín, intentamos, por lo menos, sumar datos y puntos de vista para la reflexión, teniendo en cuenta ciertos prejuicios sobre la energía nuclear y el contexto internacional en el que se encuentra el anuncio.

Antes de dar lugar a las voces más críticas sobre este tipo de energía, encuadramos el lanzamiento de Atucha II dentro del Plan Estratégico de ENARSA (Energía Argentina S.A.) que fue impulsado por el Gobierno federal en 2007, tras la sanción de la ley 26.190, cuyo fin es establecer el régimen de fomento para el uso de fuentes renovables.
Este plan conforma una gran iniciativa respecto a la necesidad de acudir a un programa diversificado de energías renovables en detrimento de aquellas que no lo son, como lo significan las derivadas del petróleo. El plan estratégico de ENARSA consiste en variar el origen de la energía, que en la actualidad tiene al gas como fuente en el 52% de la provisión total, para llevar al menos en el 2016 a una producción del 8% proveniente de energías renovables.

Tras esta introducción, celebramos la gran noticia de la puesta en marcha del Parque Eólico Rawson y muchos otros emprendimientos de energía renovable que vienen desarrollándose en el país y que al igual que Atucha II forman parte del plan estratégico de ENARSA.
Por su parte, el parque eólico Rawson consta de dos etapas: el PER I, inaugurado recientemente con 27 molinos para generar 48,6 megavatios, y el PER II, que sumará una producción de 28,8 megavatios y comenzará a operar en 2012, siendo en total 43 los aerogeneradores, lo ubica entre los más grandes de Latinoamérica. 

AGUAFUERTES AMBIENTALES
Tomando ciertos extractos de una nota crítica escrita por el docente e investigador universitario, Ricardo Luis Mascheroni, sobre la energía nuclear titulada “Y DALE CON LO NUCLEAR, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, damos espacio a aquellos sectores que descalifican a esta energía por las características que presenta. El artículo refiere a la responsabilidad de quienes alientan a la energía nuclear como “aquellos que juegan a la ruleta rusa con la vida de los demás”, recordando a su vez las tragedias de Hiroshima, Nagasaki, Chernobil y Fukushima e instando a la “necesidad de abandonar en beneficio del futuro común, la locura de la tecnología nuclear”.

Mascheroni cita un ejemplo actual que acaba de suceder y no ha trascendido como muchos otros. Se trata de lo ocurrido en el almacén de desechos nucleares de Marcoule, junto al río Ródano y cerca de la ciudad de Orange, departamento de Gard, al sur de Francia, 230 kilómetros de territorio español, y a 370 kilómetros de Barcelona.

El investigador, realizas observaciones respecto a la energía nuclear sosteniendo que la “mayoría de los complejos atómicos existentes en todas sus variantes, están llegando al tiempo máximo de vida útil previstos al momento de su construcción, muchas de ellas con tecnologías obsoletas o que en la actualidad el grado de confiabilidad no es el mejor”. En concordancia con ello, el biólogo Raúl Montenegro titular de FUNAM, alerta sobre la necesidad de cerrar la Central de Río Tercero (Córdoba), mientras que el propio gobierno provincial estudia la posibilidad de renovar la vida del emprendimiento por 25 años más.

En tanto, Ricardo Mascheroni continúa haciendo hincapié en la existencia de “un convencimiento generalizado que la tecnología nuclear es peligrosa en toda su génesis y desarrollo; desde la cuna a la tumba, el albur comienza con la extracción de los minerales radiactivos del seno de la tierra, agravado por su traslado, procesamiento y uso, ya sea en la generación nucleoeléctrica o en armas de destrucción masiva”. Mientras que los residuos, que mantienen en algunos casos, su nivel de contingencia por años, décadas, siglos o milenios, incrementan las amenazas.

 
Otro punto que destaca es “la cuota de inseguridad, agravada por los errores e impericias humanas, la merma en la operatividad y la interacción de fenómenos impredecibles e imprevisibles, como lo ocurrido en Japón”.

Finalmente, considera la necesidad de llevar adelante mecanismos de concientización como lo puede significar la declaración de municipios y provincias como “espacios libres de energía nuclear”, tal como lo han conseguido en la ciudad de Santa Fe en 1988 a partir del trabajo de distintas organizaciones intermedias, prohibiéndose así estas actividades en el ejido urbano de la misma. Esta iniciativa pionera hizo de Santa Fe, la primera capital de provincia en ostentar dicho carácter y abrió el camino para que gran cantidad de ciudades y provincia,s a lo largo y ancho del país, la imitaran saludablemente.

Según Mascheroni, la norma que se opone a estos emprendimientos fue una contundente respuesta a los intentos del Gobierno Nacional de empezar a construir una cuarta central atómica en el sur de la provincia de Santa Fe, en la localidad de Timbúes.

Por su parte la agrupación ambientalista Greenpeace, lanzó una campaña para decirle No a la energía nuclear y en sólo tres horas alcanzó su meta inicial de 10.000 participantes y en 24 horas sumó más de 37.000.
Greenpeace considera que la finalización de Atucha II es parte de un Plan Nuclear que representará una enorme inversión del Estado para subsidiar una tecnología cara, muy riesgosa y que genera residuos altamente radiactivos sin una disposición final segura.

Dentro de un mundo que necesita cada vez más y más energía para sostener el súper consumo de las personas y llevar adelante los últimos progresos técnicos para nuestras comodidades y efectivización de nuestras prácticas, merece preguntarnos qué tanto necesitamos y qué tan responsables somos como consumidores…

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