Es una de las pocos especies vegetales conocidas que reúnen múltiples propiedades curativas. Hasta el día de hoy,se han identificado más de 75 compuestos en él, principalmente vitaminas, aminoácidos y enzimas que aportan al organismo múltiples beneficios.
Entre sus beneficios se encuentran, eliminación de células muertas de la piel, regeneración del crecimiento de nuevas células, regulación del pH en las tres capas de la piel y además favorece lasaludde los tejidos acelerando la curación.
Además si nuestra piel se ha manchado por los efectos del sol, el Aloe Vera, elimina las manchas causadas por el sol y actúa como un magnifico filtro solar. También es muy efectivo en la prevención o eliminación de pequeñas estrías.
En general el Aloe Vera posee múltiples beneficios, a continuación te describiré algunos de los muchos que posee.
* Actúa como un excelente limpiador y antiséptico natural que penetra fácilmente en la piel y en los tejidos, además actúa como anestésico calmando todo tipo de dolores.
* Tiene una gran actividad bactericida, destruye numerosos tipos de virus, es fungicida, antiinflamatorio y antiprurítico.
* Es altamente nutritivo porque contiene vitaminas, minerales y azúcares.
* Además actúa como dilatador de los capilares sanguíneos incrementando la circulación en la zona afectada, descompone y destruye los tejidos muertos.
* Favorece el crecimiento celular normal (acelerando la curación de llagas y heridas), hidrata los tejidos y es antipirético, es decir, elimina la sensación de calor en las llagas, úlceras e inflamaciones.
El Aloe Vera, tiene dos enemigos naturales a tener en cuenta: el exceso de agua y el frío por debajo de lo 10ºC. Por otro lado, es una planta muy resistente a la plagas y a la falta de agua.
Para evitar las malas condiciones climáticas, es conveniente plantar el Aloe Vera en lugares resguardados aunque requiere mucha luz, por lo que es preferible que no esté expuesta de forma directa.
El terreno tiene que ser arenoso, aunque no es una condición imprescindible, ya que también crece en óptimas condiciones en tierras volcánicas, como es el caso de las Islas Canarias. Lo que sí es muy importante es que el terreno tenga un buen drenaje y sea ligeramente ácido.
La siembra debe realizarse dejando una distancia de dos metros entre una planta y otra, ya que el aloe echa grandes raíces y pueden llegar a enredarse unas con otras, quitándose así los recursos naturales o fusionarse hasta convertirse en marañas de matas que se ahogan entre sí. La reproducción es por estolones, siendo el otoño la mejor época del año para llevar a cabo este proceso. Nunca debe realizarse en invierno.
El riego no es un elemento imprescindible, gracias a su gran resistencia a la falta de agua. Aún así, es recomendable regarla con poca agua, lo que nos permitirá dos recolectas anuales. En caso contrario, sólo podemos cortar hojas una vez al año.
Cultivo en casa
Para su cultivo en casa, es mejor hacerlo en maceta de barro en vez de plástico. Este lo llenaremos con tierra normal de jardín con un 50% de turba, a partes iguales. En el fondo pondremos un drenaje de dos dedos de grava. Se cubrirá la planta hasta el nacimiento de las hojas, esperando un par de semanas, para empezar su riego, así dará tiempo a cicatrizar sus heridas durante el trasplante. Situar la planta en lugar soleado y cálido, donde tenga mucha luz de sol.
En el invierno, la protegeremos del frío. Su reproducción mediante hijos que le nacen alrededor. Cuando estos tengan una altura de cuatro dedos, se han de separar de la planta adulta. Lo podemos hacer de dos maneras: Hurgando con los dedos, hasta encontrar su unión de madre e hijo, y la otra, sacándola totalmente de la maceta, separándola de la madre con más precisión y con todas sus raíces, aprovechando así, para recortar las raíces de la planta madre, si es que las tiene demasiado largas, y añadiendo abono vegetal orgánico en la tierra al plantarlo de nuevo.
Hay que recordar, que no se puede regar durante las dos primeras semanas después de su transplante. Cuando nacen los hijos y los trasplantamos, se dejan secar las heridas durante un par de semanas, sin exponerlos al sol directamente, pudiendo plantarlos individualmente en maceta.
Hay muchos tipos de Aloe. Para evitar, que la planta se pueda polinizar por otra clase de Aloe y las semillas se vuelvan híbridas, hay que asegurarse que no hay otros aloes cerca (recordar, que el viento es un agente polinizador muy activo). Si no se tiene la seguridad que esto pueda suceder, hemos de cortar la vara de la flor a media altura, por debajo de donde están las flores, antes de que se abran. El resto de la vara, lo sacaremos fácilmente, cuando esta quede seca.
Todas las plantas de Aloe tienen propiedades curativas, sobre todo las adultas de tres años aproximadamente desde que han hecho la flor.
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Hay distintos tipos de aloe que no deben mezclarse, porque se corre el riesgo de polinizar unas plantas con otras, creando híbridos que desvirtúan las características del aloe que queremos obtener. En caso de no estar seguros de que esto pueda ocurrir, la mejor opción es cortar la vara de la flor a media altura, por debajo de donde están las flores, antes de que se abran. El resto de la vara lo sacaremos fácilmente, cuando ésta quede seca.
El aloe es como un ser vivo, por tanto nace, crece y se reproduce. Esto significa que de la primera semilla que brota saldrá una planta madre, de cuya raíz nos pueden salir otras plantas de aloe consideradas sus hijos. Estos hijos deben ser cortados de raíz cuando tengan la altura adecuada (unos cuatro dedos), para ser replantados a la distancia pertinente, de forma individual.
Las propiedades curativas del aloe se manifiestan cuando la planta llega a la edad adulta, hecho que sucede a los tres años, aproximadamente desde que han hecho la flor.
Recolección
La recolección debe realizarse cuando el aloe tiene entre dos y cinco años, es decir, cuando es una planta adulta. El corte hay que hacerlo sobre las hojas más bajas, exteriores y más próximas a la tierra, porque son las más viejas y tienen concentradas todas su propiedades curativas. La herida cicatriza sin alterar el crecimiento de la planta.
La cosecha podrá tener dos cortes si se riega, si no sólo podrá cortarse una vez al año. Los cortes se harán en los meses de febrero y marzo el primero, y de septiembre y octubre el segundo. En definitiva, tendrá que haber una duración de seis meses entre corte y corte.
Si se guardan todas las condiciones expuestas en esta página, la planta del aloe vivirá bastantes años, pudiéndole sacar un rendimiento óptimo e incluso ampliar la cosecha de forma sistemática con las nuevas semillas y "descendencia" producida por el aloe.